1/12/19

Insomnios


Dice el refrán popular
“los muertos no cuentan historias”
pero te voy a contar
que en mi cama
tengo tres fantasmas
con cordura transitoria.

Tirando de labia
(y más invento que memoria)
dicen, cuentan y relatan
hasta que llega el alba,
que desaparecen o callan.

Cada noche, como te digo,
puntuales y sin falta
vuelven hasta mi almohada
con cuentos, leyendas y vidas
que yo vivo mientras narran.

Uno es un difunto marinero
que tras surcar en su barco
cada puerto y cada océano,
milla a milla y palmo a palmo,
al hundirse en la tormenta
volvió a navegar,
cada palmo y cada milla,
pero por debajo del mar.

Es interesante también
escuchar al soldado
que vivió en cada guerra,
que sufrió cada disparo,
que murió en cada batalla,
y luchó en todos los bandos.

Cuenta historias de otras eras
pero también otras muy nuevas,
y su tono no se altera
con poesía ni violencia.

Y luego está este personaje
al que no sé cómo llamar,
pero es ese que siempre ves
junto al trono o el altar.

Abogado o consejero,
bibliotecario u oficial,
en la esquina de la foto
sin querer aparentar,
mientras maneja los hilos
de aquellos que mandan más.

Sabe del poder, de las intrigas,
de traiciones y alianzas,
dinero, promesas, mentiras
amor y odio en la balanza.
Al final de sus historias,
sale ganando la banca.

No te pretendía asustar,
pero estos son mis fantasmas.
Como se hace tarde ya,
es hora de intentar
ese dormir de mentira,
ese tramposo soñar,
en el que vivo en otras vidas
y no llego a descansar.


3/11/19

"Sólo es mi opinión pero..."

Su interlocutor hizo una pequeña pausa.

Entonces lo sintió. Casi pudo ver un demonio interno, armado con una biblioteca, laboratorios de lógica y un ejército armado hasta los dientes de afilada retórica, muriéndose de ganas de salir a jugar con esos angelitos idiotas con tanta buena intención, cuya opinión se basa en titulares de 280 caracteres.

Esto, pensó, le pasaba por haber construido su propia autoconfianza en base a la prepotencia, con una base de méritos y esfuerzos, para luego pintarla con capas y capas de humildad que, con el tiempo y las intespestades de un mundo idiota, a veces sufren desconchones que dejan ver lo que hay debajo.

Dicen que los mejores hombres están amasados de defectos y, en su mayor parte, se hacen mucho mejores al ser un poco malos. - Shakespeare


2/11/19

Nimrod

La arrogancia se inventó casi al mismo tiempo que la realeza.

El primer rey del mundo proclamó que la felicidad del hombre es fruto de su esfuerzo, y no de los deseos de ninguna divinidad. Y trató de reunir a todos los pueblos entonces existentes en torno a su su nación y su idea. Para ello, construyó la más grande de las ciudades para acoger al mundo, y en su centro, una torre que llegaría hasta el cielo, y su visión guiaría a la gente hasta allí como un faro para toda la humanidad.

Dios era en ese entonces joven, inseguro y bastante codependiente, y aquello no le gustó. Así que destruyó la torre con un rayo, dividió a las gentes mediante lenguas, inventó las banderas, las fronteras y los equipos de fútbol.

Así acabó con el arrogante sueño de Nimrod de crear la Ciudad de Todos, la Aldea Global.

7/3/19

Cuentos del capitalismo #2

Dentro del paradigma de la suprema libertad, cada persona sería responsable de su propia exclusión. ¿Cómo encajarían en esta historia los excluidos que no decidieron serlo?
La incomodidad que genera la respuesta
es la razón de su invisibilidad.

Y es que a mitad de partida amañada, no es justo seguir todos con las mismas cartas.

3/2/19

Contracuentos

Y llegaron a rescatarte caballeros de brillante armadura...
pero tú ya habías matado a unos cuantos, 
junto a dragones y demás ogros disfrazados.
No fue fácil: 
te habían convertido en princesa, 
convencido de que alguien tenía que guiarte, sacarte de ninguna torre abandonada,
y así te quitaron tus armas y tus poderes y tus alas.
Pero eras una guerrera. Uno por uno cayeron los monstruos, los brujos y los bandidos.
Te armaste "caballera" tú sola sin ningún rey que te hiciera falta.
Pero tras rescatar damiselos y frenar ejércitos enteros, las perdices del cuento empezaron a saberte a ceniza, y ya no te convencía la idea. Y volviste a las armas.
El último en llegar fui yo. Remolón como ninguno y disculpándome por mi retraso y por llegar tarde.
-¿Vienes a salvarme? 
Y, mirando tras de ti los restos de tus batallas, pensé:
-¿Salvarte yo?¿A ti?¿De quién?

27/1/19

Materialización

- Pero entonces, ¿cuál es el problema conmigo?
- ¿El problema contigo? Ninguno, joder. El problema es que yo no era real. Era un actor en un escenario haciendo un papel, un código más en Matrix, un títere barato en un guiñol demasiado grande o un nombre en una novela por entregas. Pero entonces viniste tú con esos ojos que me dieron sustancia,
dimensión, profundidad,
tiempo y espacio.
Tu mirada me hizo real. Y entonces, de repente, TODO era real: el pasado. El presente. Todos los futuros. El universo sin sentido. El mundo agonizante. Todos los malnacidos que lo cabalgaban. La gente inocente en guerra. Yo.
Y todo es horrible. Hay muchísimo dolor.
Pero también estás tú. Y pareces real. El problema, niña, es que cada gramo de mis fuerzas, cada pizca de mi fe, están concentradas en creer que de verdad lo eres.

21/1/19

Ferraris de la universidad

Como para dar más efecto, el profesor de macroeconomía hizo aquella pregunta en clase:

-¿Qué es lo primero que hacéis si tienes 2 millones de euros al levantaros por la mañana para levantar España?

Supongo que pretendía que alguien respondiera algo sobre invertir en industria, servicios, deuda estatal o algo así. Pero era temprano y yo aún estaba medio dormido, y vi una respuesta muy clara a aquella impertinente pregunta de un tipo trajeadísimo y con rayos uva hasta en las palmas de las manos:

-Desayunar.

No era la respuesta que esperaba, obviamente. Mis compañeros se partieron de risa, pero para mí tenía toda la lógica del mundo. Le dije al profesor, disculpándome, que aunque yo no tuviera dos millones y no supiera lo que era eso, suponía que ese tipo de seres de élite desayunarían, que el dinero no te eleva por encima de tu condición humana.
Lo que no le dije es que igual esa gente tan rica da por hecho que están cubiertas esas necesidades de forma tan garantizada que ya ni reparan en que las tienen.
Suertudos ellos.

14/1/19

Bilis romántica

Los tequieros sinceros,
sobre todo los primeros,
son como el vómito.
Los ves venir,
los sientes, subiendo desde muy dentro de tu garganta,
te hacen boquear, respirar hondo,
y te dejan la boca seca.
Es desagradable si intentas contenerlos:
te llega ese regustillo en tu lengua
y sabes que es él tratando de salir.
Entonces sale,
lo sueltas,
y ya no hay marcha atrás.
Se hace el silencio alrededor,
el mundo deja de girar unos segundos
antes de poder reaccionar.
Puede que lo siguiente sea vergüenza,
pánico,
y quizás un punto de culpa
por quien ha tenido la desgracia de estar delante...
pero al soltarlos te quedas a gustísimo, oye.

8/1/19

Behemoths

Hobbes utilizó hace tres siglos y medio al Leviatán, bestia mítica judeocristiana y ser intermedio entre la humanidad y Dios, para representar al Estado. Este ser inmenso, creado por humanos pero más grande que todos ellos, los cuidaría, los protegería de ellos mismos, instauraría el orden y sería el único con el poder de decidir quién viviría y quién moriría, siempre mirando por el interés de la comunidad bajo su mando.
Pero al contrario que en la tradición bíblica, en el mundo hubo muchos leviatanes. Y estos, furiosas criaturas que no consentían la existencia de seres igual de igual fuerza y poder, lucharon durante siglos, tratando de eliminarse unos a otros. Los mortales morían a miles bajo las batallas entre estos monstruos.
Más adelante y en el ejercicio de su libertad, los seres humanos crearon monstruos más grandes: las transnacionales. Tan gigantescos eran estos seres que algunos empequeñecían a los viejos leviatanes, y ni siquiera parecían ser conscientes de los pequeños mortales. Eran menos territoriales y más ambiciosos, y nacían con la vocación de combatir entre ellas. En la ferocidad de sus luchas, en la ambición de sus extracciones, competencia, manipulaciones, producción y presión política, incluso los leviatanes podían llegar a morir.
Los mortales, claro, morían a millares.


2/1/19

Miradas

Te juro que es cierto.
Me han mirado,
con sus propios ojos,
la noche y el hielo,
el jardín y el cielo,
la miel y el otoño.
Pero nunca me vi jamás
arrastrado por la marea
con la que me está mirando el mar.