Biografías

No sólo soy el protagonista, si no también el escritor de mi historia. Los poco creativos y los perezosos se la compran hecha o esperan a la película. A mí, como a todo al que se atreve a coger el lápiz, me adelantan mis propias palabras.

Tus cuentos

Hubo un tiempo en que tus cuentos suponían mi mundo entero

Hubo un tiempo en que tenías todas las respuestas a mis porqués, que seguía cada paso que ibas dando delante de mí religiosamente. Aprendí de tí cada detalle y cada frase que pronunciaste fue mi dogma mucho tiempo. No puedo creer ahora lo importante que era tu palmadita en la espalda para seguir adelante. Eras el  espectador del que siempre me esforzaba por arrancar un aplauso que no llegaba nunca. Siempre marcabas las directrices de lo que hacía y eso me dio siempre la seguridad de que hacía lo correcto. Ahora...ahora todo ha cambiado. Ahora soy yo el que va detrás de ti, recordándote que lo que persigues son solo molinos de viento. No hay más historias tuyas que me suenen increíbles porque en algún momento envidiaste las mías. Tropecé mil veces por no fallarte, me callé otra mil por evitar mentirte y se fueron muy lejos mis ánimos de demostrarte de lo que era capaz. No entiendo cómo no te aplicastes los cuentos que para mí han supuesto lo que ahora soy. No he alcanzado a comprender en qué momento me dejaste solo, en qué te decepcioné o qué pude hacer tan mal como para que todo acabara así. No hay perdices al final. Se cierra el telón entre tu y yo.

Imperfección onírica

Era de esas con una cara que no necesita maquillaje
era de esas con un olor al que no le hace falta perfume
de esas con labios que les sobra el carmín
de esas con una mirada que no pide mentiras

de esas que desaparecen cuando te despiertas

Curiosa timidez

En cada cosa que hacía, regalaba su amor. Menos cuando lo hacia