27/1/19

Materialización

- Pero entonces, ¿cuál es el problema conmigo?
- ¿El problema contigo? Ninguno, joder. El problema es que yo no era real. Era un actor en un escenario haciendo un papel, un código más en Matrix, un títere barato en un guiñol demasiado grande o un nombre en una novela por entregas. Pero entonces viniste tú con esos ojos que me dieron sustancia,
dimensión, profundidad,
tiempo y espacio.
Tu mirada me hizo real. Y entonces, de repente, TODO era real: el pasado. El presente. Todos los futuros. El universo sin sentido. El mundo agonizante. Todos los malnacidos que lo cabalgaban. La gente inocente en guerra. Yo.
Y todo es horrible. Hay muchísimo dolor.
Pero también estás tú. Y pareces real. El problema, niña, es que cada gramo de mis fuerzas, cada pizca de mi fe, están concentradas en creer que de verdad lo eres.

21/1/19

Ferraris de la universidad

Como para dar más efecto, el profesor de macroeconomía hizo aquella pregunta en clase:

-¿Qué es lo primero que hacéis si tienes 2 millones de euros al levantaros por la mañana para levantar España?

Supongo que pretendía que alguien respondiera algo sobre invertir en industria, servicios, deuda estatal o algo así. Pero era temprano y yo aún estaba medio dormido, y vi una respuesta muy clara a aquella impertinente pregunta de un tipo trajeadísimo y con rayos uva hasta en las palmas de las manos:

-Desayunar.

No era la respuesta que esperaba, obviamente. Mis compañeros se partieron de risa, pero para mí tenía toda la lógica del mundo. Le dije al profesor, disculpándome, que aunque yo no tuviera dos millones y no supiera lo que era eso, suponía que ese tipo de seres de élite desayunarían, que el dinero no te eleva por encima de tu condición humana.
Lo que no le dije es que igual esa gente tan rica da por hecho que están cubiertas esas necesidades de forma tan garantizada que ya ni reparan en que las tienen.
Suertudos ellos.

14/1/19

Bilis romántica

Los tequieros sinceros,
sobre todo los primeros,
son como el vómito.
Los ves venir,
los sientes, subiendo desde muy dentro de tu garganta,
te hacen boquear, respirar hondo,
y te dejan la boca seca.
Es desagradable si intentas contenerlos:
te llega ese regustillo en tu lengua
y sabes que es él tratando de salir.
Entonces sale,
lo sueltas,
y ya no hay marcha atrás.
Se hace el silencio alrededor,
el mundo deja de girar unos segundos
antes de poder reaccionar.
Puede que lo siguiente sea vergüenza,
pánico,
y quizás un punto de culpa
por quien ha tenido la desgracia de estar delante...
pero al soltarlos te quedas a gustísimo, oye.

8/1/19

Behemoths

Hobbes utilizó hace tres siglos y medio al Leviatán, bestia mítica judeocristiana y ser intermedio entre la humanidad y Dios, para representar al Estado. Este ser inmenso, creado por humanos pero más grande que todos ellos, los cuidaría, los protegería de ellos mismos, instauraría el orden y sería el único con el poder de decidir quién viviría y quién moriría, siempre mirando por el interés de la comunidad bajo su mando.
Pero al contrario que en la tradición bíblica, en el mundo hubo muchos leviatanes. Y estos, furiosas criaturas que no consentían la existencia de seres igual de igual fuerza y poder, lucharon durante siglos, tratando de eliminarse unos a otros. Los mortales morían a miles bajo las batallas entre estos monstruos.
Más adelante y en el ejercicio de su libertad, los seres humanos crearon monstruos más grandes: las transnacionales. Tan gigantescos eran estos seres que algunos empequeñecían a los viejos leviatanes, y ni siquiera parecían ser conscientes de los pequeños mortales. Eran menos territoriales y más ambiciosos, y nacían con la vocación de combatir entre ellas. En la ferocidad de sus luchas, en la ambición de sus extracciones, competencia, manipulaciones, producción y presión política, incluso los leviatanes podían llegar a morir.
Los mortales, claro, morían a millares.


2/1/19

Miradas

Te juro que es cierto.
Me han mirado,
con sus propios ojos,
la noche y el hielo,
el jardín y el cielo,
la miel y el otoño.
Pero nunca me vi jamás
arrastrado por la marea
con la que me está mirando el mar.