2/11/19

Nimrod

La arrogancia se inventó casi al mismo tiempo que la realeza.

El primer rey del mundo proclamó que la felicidad del hombre es fruto de su esfuerzo, y no de los deseos de ninguna divinidad. Y trató de reunir a todos los pueblos entonces existentes en torno a su su nación y su idea. Para ello, construyó la más grande de las ciudades para acoger al mundo, y en su centro, una torre que llegaría hasta el cielo, y su visión guiaría a la gente hasta allí como un faro para toda la humanidad.

Dios era en ese entonces joven, inseguro y bastante codependiente, y aquello no le gustó. Así que destruyó la torre con un rayo, dividió a las gentes mediante lenguas, inventó las banderas, las fronteras y los equipos de fútbol.

Así acabó con el arrogante sueño de Nimrod de crear la Ciudad de Todos, la Aldea Global.

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