¿Hueles eso?
Es rescoldo de chimenea y camillas encerrando el fuego
es la tetera de la mañana, la de la tarde y la de antes de
dormir
es el bol de los caldos, la huida de las manos a los
bolsillos,
huele a la muerte de los mosquitos
a copos microscópicos que nunca nievan
a lana de ovejas de colores paseando la ciudad
a taxista echándose vaho en las manos.
¿Lo oyes?
Son nubes cargadas y sol de bajo consumo
es la llamada de las mantas y los cantos de sirena de los
edredones
los teléfonos de los solitarios volviendo a llamar
el siseo de los veladores en el sur, donde los techos dan
urticaria
Es el sonido de las básculas riéndose fuerte
las cañerías dilatándose por las mañanas
el expirar colectivo de final de ciclo
¿Lo sientes?
La caricia del invierno en los huesos
el borde derramado de ti mismo tras la décima croqueta
el memento mori auto consciente del calendario en su última
página
los cambios de humor de la humedad al entrar y salir de los
sitios
la carga superviviente de los abrazos
el esfuerzo bélico de la sangre en cada latido
tu piel más cerca
tras mil capas más de tejido.
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