23/11/09

Crónico

Imaginad un cuerpo humano. Pensad en cada una de sus células. Intentad acercaros a su función vital. Aproximad vuestras mentes a esa perfecta estructura de microorganismos, en su organización, en su complejo sistema de sistemas.
Imaginad cuánto se parecen una célula neuronal y una adiposa, y una ósea y una hormonal. Recread en vuestra mente como cada una vive y funciona para las demás. Dibujad en el abstracto cómo se comunican o siquiera como saben las unas de las otras para confiar que a ninguna falta oxígeno, ni alimento, ni nada para vivir y cumplir su función.

Ahora imaginad una célula que se declare autónoma. Que empieza a respirar lo de lás demás. Que comienza a absorver nutrientes de las demás. Que crece y mata en su crecimiento a otras. Que se reproduce y extiende su poder egocéntrico al máximo. Pensad en las indefensas células funcionales sin poder resistir esa iniciativa de ambición y avaricia. Observad como una célula pretende controlar el total del organismo, en su arrogancia y egoísmo.


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