25/11/17

J´accuse

Caminaba por las calles de Loja tranquilamente, una tarde gris de invierno. En una mirada de reojo, vio un muro de cemento al otro lado de la calle que le decía con letras irregulares "Dios tiene un plan que lleva tu nombre". Su inevitable respuesta fue girarse hacia el muro y responderle:

-¡Qué casualidad! Yo también tengo un plan con el suyo.

Así que con aquella pintada de aquel muro como intermediaria, se concertó un intercambio en un cara a cara entre él y aquella divina y planificadora personalidad, donde ambos se cedieron mutuamente los planes que tenían para el otro. Imaginad su sorpresa al ver que el plan recibido era el mismo que había entregado, y constaba sólo de cuatro palabras.

"Arregla el puto mundo".

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