2/11/11

No existen

Corría detrás de ella. La necesitaba más que todas las cosas. No había manera de poner una letra detrás de otra sin ella a su lado. Pero ella volaba rápido, a ras de suelo, deteniéndose a veces sólo para escapársele casi entre los dedos cuando la intentaba atrapar. Y,exhausto, el poeta se detuvo un momento. Ella rió. ÉL se moría de rabia y se lanzó tras ella una vez más. En un esfuerzo, creyó que la atrapaba de un jirón. Pero solo era su sombra, sólo era la Nostalgia. Miró hacia arriba y ya no estaba ella. Era un reflejo luminoso de lo que había atrapado. Al final, resultó que Jairo tenía razón: las musas no existen.

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